#ElPerúQueQueremos

Un amigo del colegio

Publicado: 2009-12-02

En el colegio yo era una especie de broder de algunos chicos de mi promoción. Supongo que no me veían como una chica potencialmente tirable, sino como una chica accesible con quien podían hablar sin roches. Qué se yo, esas cosas acabaron cuando adelgacé esos diez kilos y en fin, esa es otra historia.

En esas épocas del colegio, yo tenía un amigo que tenía un método para saber que chicas tenían tetas de verdad y cuáles se ponían relleno (entiéndase un relleno de sostén, o incluso papel higiénico). Mi degenerado amigo tenía un mapa bien detallado y diferenciado de las tetas de muchas de las chicas mas bonitas de todas las promociones, mayores que él, menores que él, eso no hacía diferencia.

Una de ellas era su obsesión en particular. La verdad era la obsesión de casi todo hombre en el colegio. La chica era un palo, pero tenía una parte de adelante bastante generosa. A todo el mundo le daba curiosidad saber si realmente esos eran reales o era puro relleno. Según mi amigo, y de acuerdo a sus más profundas indagaciones, las tetas de esa chica, que generaban las mas pervertidas fantasías en los alumnos -y claro porque no, también en los profesores- eran total y completamente FALSAS.

Intrigada, le pregunté cómo carajo había logrado esa conclusión.

Me dijo que en cierta oportunidad, durante una de las formaciones de la mañana, había tenido la oportunidad de tocárselas.

Resulta que mi enfermo amigo se había demorado en el baño demasiado tiempo y había llegado tarde a la formación y tuvo que pararse en cualquier lugar de la fila. En la formación nos obligaban a ordenarnos de acuerdo a tamaño, por lo que a mi amigo siempre le tocaba estar adelante (en primer lugar) y por lo tanto, muy lejos de la chica en cuestión. Pero ahora, gracias a su caprichosa vejiga, había logrado ubicarse al lado de ella. 

Luego de cantar el himno nacional, nos sentábamos en el piso para escuchar el soporífero discurso del director del colegio. Aquella hora pasó lentamente, mientras mi amigo miraba de reojo a la chica que masticaba un chicle y ni siquiera se dignaba a mirarlo. Pasó el discurso y todos se pararon. En ese momento mi amigo dice que perdió el equilibrio -claro, todo había sido un accidente- y una de sus manos rozó una de las tetas en cuestión.

Lo que podía haber sido uno de los momentos cumbres de su adolescencia, terminó siendo un fiasco total.  

Mi pervertido amigo tocó algo así como una especie de almohadilla que se movió descuageringada hacia un lado. El roce había sido tan fuerte que la teta se había ido para un lado y de no ser por los reflejos de la chica, hubiera salido volando para acabar en medio de la cancha de fútbol. La chica se fue corriendo al baño, avergonzada. Mi amigo todavía sin entender bien que había pasado, no sabía si reír o lamentarse.

Todo había sido una mentira. Nunca en su vida se había sentido más engañado. 


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I'm a Bitch

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