El plan era ir al cine a ver una película ligera -siempre elegimos una comedia romántica de esas que ya sabes que los personajes principales van a odiarse, para luego terminar acostándose y luego casándose- usualmente protagonizada por Katherine Heighl (la de Grey's Anatomy) que al parecer se ha especializado en ser la pobre sufrida a la que todos pisotean en todas las películas.

Luego de eso, viene el update de noticias sobre nuestras vidas y de los demás. Trabajo, amor, dinero, suerte, calentones, metidas de pata, quién está con quién, quién salió del clóset, quién casi le saca la mierda a quién, quién se tiró a quién... En fin, todo lo que podamos decirnos en dos horas, con chanchada total de por medio, es decir, siempre acabamos o en Bembos o en Pasquale y después de eso, con una culpa enorme por haber tragado justo cuando estamos entrando al verano y hay que entrar en ese maldito bikini.

Ahora las cosas están mas tranquilas para C y L.

C porfin ha encontrado la paz mental en un chico que parece ser buena gente y normal, no como aquellos con los que salía hace un año atrás, que parecían ser siempre el mismo tipejo asqueroso que no tenía otra misión que ponerle cuernos o dejarla plantada.

Por lo mismo, ya no tenemos ninguna suerte de antagonismo por nadie. Honestamente ya no tengo fuerzas de pelearme con C. Admito que en algún momento nos dimos de codazos para entrar por la misma puerta, ya sea por algún chico que pasó al olvido o porque se nos ocurría la brillante idea de hacer trabajos de la universidad juntas. Pero ahora que su vida sentimental está mas o menos arreglada y definitivamente no se me ocurriría trabajar con ella (cosa que es casi imposible y que destruiría totalmente nuestra amistad), C se ha vuelto una persona tolerante, acequible, tratable, amable, y hasta buena consejera.

L por su lado ha regresado por enésima vez con el Ex. Era de esperase, ya que nos anunció cerca de Navidad que estaba pensando pasar Año Nuevo con él. Igual, nos dijo con mucha emoción que estaba y cito "super super super feliz con una nueva noticia que nos tenía que contar". C y yo la miramos y le dijimos a coro: "Regresaste con Roberto". L se mostró indignada: "¿Como se dieron cuenta?".

La que faltó fue O, y algo de culpa tengo al respecto. Quizá debí llamarla a su celular, pero bueno, no lo hice. C me preguntó si tenía su número y le dije que no estaba segura, pero nunca revisé si el número que tenía seguía funcionando. La última vez que había visto a O ya había decidido no volver a pasarle la voz. Ya todas hemos tenidos nuestros problemas con ella. No sabe ser una buena amiga y creo que nadie la extrañó.

Luego de hablar de nuestras vidas comenzamos ha hacer planes. Cuando vamos a la playa, cuando nos juntamos de nuevo para unos tragos, cuando un vinito, cuando otra comida en este lugar que está buenísimo, y no hay que dejar de vernos, por eso marcamos en las agendas los días en los que estábamos quedando para salir, ver otra pelicula o ir a un lugar nuevo.

No sé cuando uno comienza ha acostumbrarse a la gente. Ya todas sabemos que L siempre llega tarde -pero llega- a todas las citas que pactamos. Ya sabemos que C siempre llega temprano y nos llama cada cinco minutos para putearnos sobre porque la hacemos esperar siempre. Ya sé que saliendo del cine voy a dejar a L en su casa y C siempre me va a pedir que la jale también. Ellas ya saben que yo manejo como combi asesina y que me gusta abrir la ventana para fumarme un cigarro mientras vamos por la panamericana sur. Ya nos conocemos y nos seguimos aguantando. Ya nos hemos peleado y nos seguimos viendo una vez al mes. La amistad que tenemos es un balance entre las cosas que nos decimos, las que nos guardamos, los rajes, las rencillas, las peleas, las cosas comunes, las alegrías, los fracasos, las risas.

Y hasta ahora nos va bien.