#ElPerúQueQueremos

Strange days

Publicado: 2010-01-25

Aprovecho que no hay nadie en la casa y empiezo mi ritual. Ahora he limitado mi consumo de lucky strike a tres cigarros entre semana (que normalmente se convierten en seis o diez cigarros, dependiendo de mi estado de ánimo), y solo fumo cuando no hay nadie en la casa y, pues, en mi casa, porque en la universidad ya lo prohibieron y porque bueno, paro mucho en mi casa.

Así que me dirijo a mi lugar de confianza: un recoveco que he implementado al lado del árbol del jardín, donde se puede fumar en paz y escuchando el canto de los parajaritos y otras huevadas que pasan volando sin que te caiga un regalito en la cabeza. Un poco de música de fondo y un día soleado. Prendo el cigarro y mientras pienso en absolutamente nada, me doy cuenta que el cigarro se me apagó. Lo analizo con cuidado para comprobar que no se me ha apagado, sino que un trozo se le ha desprendido. Que raro, pienso, eso nunca me ha pasado. Igual, vuelvo a prender el pucho y sigo feliz de la vida. Como estoy de tan buen humor, decido matarme un poco más y prendo otro. Minutos después me doy cuenta que, como el anterior, se apagó.

Uno es coincidencia. Dos es un mensaje ¿divino? Nah, lo vuelvo a prender y sigo fumando. Mas tarde se me ocurrió hacerle un favor a mi mamá, ya que me la paso holgazaneando la mayor parte del tiempo y diciéndole a todo el mundo que no me molesten que pierdo la concentración de la tesis, y decidí llamar a los del banco porque no llegaba el recibo -y mi mamá viene jodiéndome con esa vaina desde hace como tres semanas. Así que me ponen en espera por mil quinientos años, con la musiquita adormecedora de ENYA, y me hacen esperar tanto que me provoca otro cigarro. Así que agarro la cajetilla, y trato de maniobrarla para sacar un pucho. Vale decir que estoy parada al borde de una baranda que limita con el terreno de la vecina, una bruja come-gatos que me cae recontra mal, y bueno, ahi estoy pues, maniobrando el celular y la cajetilla con el encendedor. Logro sacar un cigarro, pero justo cuando estoy a punto de prenderlo... si... se me cae la cajetilla.

Lanzo un grito de angustia, porque encima, es una cajetilla nueva. La veo ahi, tirada sobre el techo mugroso de la vieja loca del costado, huérfana, nuevecita y completamente desamparada. No hay forma de alcanzarla. Está tirada en un lugar a donde nunca voy a poder llegar. Y jamás voy a tocarle la puerta a esa vieja loca para treparme a su techo. Así que me alegro -porque hay que ver el lado positivo- que todavía me queda un cigarro para este momento tan desesperante.

Y mientras TODAVÍA sigo en espera, prendo el cigarro, la voz al otro lado me dice que en breves momentos me van a atender, sigo escuchando a ENYA y cuando me doy cuenta, nuevamente, el cigarro se ha apagado.

¿Que es esto? ¿Una señal divina?

¿Dios? ¿Eres tú?


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I'm a Bitch

alpinchista por vocación